Sunday, August 31, 2008

Invasora

Para MK

-Alan-

Siempre he tenido problemas con los límites, y no hablo de libertad o tiranía, sino de cuando, cómo y donde terminar las cosas, se me facilitan las transiciones cuando está perfectamente señalada la línea punteada, que las botas te avisen que ya cruzaste el río, los semaforos, el ruido del estomago reclamando combustible, o el hilillo de sangre en la naríz que nos avisa que (por el momento) murió la diplomacia.


Al principio le caí de la chingada, (sé desdoblarme y sentir cuando alguien no me traga), poco después tuvimos el encargo de llevar unas cajas a la bodega (mas bien la hice de bestia de carga, ella solo me guió) tan solo para darse cuenta después de un recorrido kilométrico que no traía la llave de la bodega, le recriminé por olvidarlas, pués tú para que no me recuerdas güey, responde, se acalora un poco la discusión y noto que lo que mas le irrita es que le pregunte qué hago, ¡haz lo que te de tu gana!, agrega, ah no, ahora hago lo que tu digas, ora te chingas, le suelto, ella responde con una mueca que adivino como risa contenida, encantadora, no puedo más que carcajearme junto con ella, decidimos que puede guardar las cajas en mi casa y que mañana pase por mi en la mañana y las traemos (ahora si con llave) a la bodega, ya en su carro le pregunto si tiene planes para el resto de la tarde, dice que no y nos vamos a un café.

Las horas se vuelven instantes


-Voz en off-

Poco tiempo después ambos terminaron viviendo juntos en un pequeño departamento, él tuvo una idea. Le pedía a su (ahora) amada que pretendiera que él no estaba presente, que actuara como cuando está sola, por el placer de mirarla en su ausencia le dice. Aunque al principio a ella le ganaba el absurdo y la risa, con el tiempo comenzó a disfrutar la idea de sentirse espiada, ser seguida a cada instante por ausencia fingida, en ocasiones se sorprendía vuelta hacia él para ver su expresión.

Anuncio accidental e involuntario de que el juego habia terminado.

Con el tiempo y la práctica logra dominar la curiosidad casi por dos horas, fue así como se dio cuenta que tenerlo fuera de su campo visual facilitaba las cosas, pero al mismo tiempo redimensionaba la acción, el no tenerlo a la vista provocaba en ella una mezcla de paranoia inofensiva, acaso morbosa, de no saber desde donde la miraba, hacia donde la miraba, si al principio cuidaba sus acciones y posturas para lucir de tal o cual manera, ahora no tenia sentido, debía concentrarse sólo en actuar de sí misma.

Se vio entonces en la necesidad de poner especial antención a cómo era que se comportaba cuando de verdad estaba sola, comenzó entonces a hacer la actuación de si misma, por momentos titubeaba, se encontraba ante una situación en la que tenía que forzar el rol de la primera a la tercera persona, y al revés. ¿Qué haría yo en una situación como esta?

El no solía estar en un solo sitio, se movía de manera continua y sutil, apenas si podía presentir donde estaba o hacia donde se dirigía.

Comenzó a ser un juego sensorial. Al principio le divertía hacer que no sabia, pero pasó pronto, ya que la situación propedéutica y primeriza en si, no daba mas alla de la rigidez y el juego.

Juego es lo que consideró ella en un principio como el fin de esta dinámica, pero los primeros estallidos de carcajadas no fueron recíprocos, él solía regresarle acaso alguna contrariada sonrisa y en seguida se retiraba, ella intuyó que efectivamente ambos eran participantes, pero no jugaban a lo mismo, si continuó fue porque le picaba la curiosidad.

Ya entrada en una segunda etapa, sin tenerlo a él a la vista (en aquella ausencia disimulada y fuera de vista) una contraria e inusitada ubicuidad (vista desde la ausencia), la envolvió por completo, ante la incapacidad de saber donde se encontraba o hacia donde veía y presa de una mezcla de paranoia inofensiva, acaso morbosa.

Apenas si podía intuir donde se encontraba, él parecia cobrar una ingravidez temporal apenas comenzaba el juego, prácticamente apenas si sentia su distancia o desplazamiento, en una de aquellas ocaciones sintió como si se le acercara (como presentimiento acaso, no como certeza), de manera lenta pero continua y decidida, esta sensacion inusual la desconcertó, estuvo a punto de volverse a preguntar qué pasaba, pero se contuvo pensando que seria alguna novedad dentro de aquello, de pronto, cuando lo sintió a punto de tocarla, y tuvo la sensacion del roce incorporeo, ........como cuando alguien finge que nos acaricia y uno se contrae por reflejo, pero eso no impide al cuerpo reaccionar con una oleada, como si la materia no llegara pero la intención se nos metiera debajo de la piel y tener una réplica sensorial, a veces extraña agradable. Esto la estremeció, aunque no totalmente por la repentina oleada

Cobró conciencia, de pronto la totalidad de su cuerpo se encontraba ante la amenaza de ser mancillada por aquella mirada invasora, aquel pensamiento la paralizó, la llenó de un repentino temor que la dejó inmovil por largo rato, sin saber que hacer o cómo canalizar aquello, al grado de quedar con la mirada clavada en el suelo y encogerse de hombros y sostenerse los brazos como si sintiera frío. Se debatía ante un sentimiento súbito e irracional, imposible enfrentarse a lo irracional, al menos no de frente.

Ni de manera subita.

En tal estado de fragilidad estaba cuando se percató que él se le acercaba, tocó su hombro preguntó si se encontraba bien.

Fin del juego por hoy