Tuesday, June 09, 2009

Saturday, June 06, 2009

Estaba de pie en su lugar de trabajo, que era mas bien sentada, de pie y de perfil casi dando la espalda, acomodándose algo al parecer en el sueter, como a la altura de la íngle, sabíamos que había pedido grapas para pegarse algo.


- ¿Qué se está acomodando tú?
- Se me hace que la virgnidad
- Uh no, lo cáido cáido...
Ansia


Ella, su contendiende más sólida para amor eterno, solía reprocharle sus malos hábitos, ... es que no tengo vicios, solía responderle él, en clara alusión a las constantes críticas, quizá para marcar territorio, el territorio dominado por su cinismo, recibiendo a cambio una sonrisa con una mirada entrecerrada, enmarcando un no mames que sabía que no saldría de sus labios, acaso de sus ojos, ella era la educada,

Quizá lo que más le incomodaba a ella (junto a los comentarios de mal gusto) era su manera desmedida de comer, pero solo ocurría entre comidas, no era algo que pasara en el desayuno, comida o cena, algo que desentonaba con su habitual calma y mesura, bastaba algo que lo sacara un poco de balance para que comenzaran los excesos: alcohol, droga, problemas familiares o financieros, etc. Me pareció grotesco, era el juicio que llegó a recibir, y aunque trató en alguna ocación de moderarse era imposible, eran momentos donde su voluntad era nula, quien mandaba era un ansia superior.

Después de analizarlo un tiempo se dio cuenta que este hábito era un vicio de familia, la comida siempre fluía en su hogar materno, en todas direcciones, en cualquier momento, sus intentos se venían frustrando (acaba de recordarlo) desde siempre, cuando el sobrepeso lo había condenado a existir cómo un ser asexuado, sin autoestima, sin encanto alguno, sin seguridad, sus primeros intentos de tener una alimentación sana fueron vanos, sobraba qué comer, y las invitaciones también.

Después de un análisis fuerte se dio cuenta que esto siempre tuvo una crónica de falta de comunicación familiar, de una incapacidad de darse afecto, el cual no faltaba era evidente, había apoyo en su familia, amor, unidad, valores, sin embargo no se tenía la costumbre de expresar afecto de manera directa, el contacto de él con su familia se limitaba prácticamente a un abrazo de felicitación, por diferente motivos, y una piedra en el zapato fue más de alguna vez trató (y logró) evitar el abrazo de ese año.

Nunca se hizo costumbre en su familia una bienvenida formal, una despedida, un te quiero, un abrázame, un acompáñame, un te extraño, un perdóname.

Siempre le molestó que no tenía posibilidad de rechazar platillo alguno, siempre le molestó y le intrigó por qué rechazar una cena era un insulto evidentemente grave, ahora sabía que era un modo de externar sentimientos, de dar premios, apoyo, castigos (comida que no le gustaba) una despedida, un te quiero, un abrázame, un acompáñame, un te extraño, un perdóname.