El barullo de los entretelones captura la curiosidad como implacables
ultravioletas, curiosidad no movida por la ignorancia del espectador
primerizo, sino por la certeza de un tramollista sentado entre la audiencia.
La falda es el telon que precede a la escenificacion del pecado menos
peyorativo y a la pasion mas sacrosanta.
Como el telon ofrece las convenientes modalidades de ser alzada o
abierta de par en par, lo cual nos confirma que ya estamos sobre la
tercera llamada, tercera.
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